En Rabobank proyectaron que, de cara a 2030, el consumo mundial de carne de cerdo gozará de un índice de crecimiento anual de hasta 0.7%, lo cual tendrá un impacto positivo sobre la competitividad de los principales países productores y exportadores.
A lo largo del próximo año, dicha situación sería propiciada por una ralentización de los efectos inflacionarios que se están experimentando a nivel global, en combinación con un incremento de la población y un mayor desarrollo económico.
De acuerdo con la analista de la entidad financiera, Eva Gocsik, específicamente en la región asiática esto sería impulsado por la recuperación de la industria cárnica y porcícola luego de los brotes de Fiebre Porcina Africana.
Las naciones que se verían más favorecidas con este escenario serían aquellas donde los costos operativos son más bajos, como Brasil y Estados Unidos, que también son dos de los principales países productores de esta proteína.
En el caso del país sudamericano, la industria mantiene una ventaja importante por sus bajos gastos de envío, mano de obra, cría y procesamiento, lo que en 2022 lo posicionó como el segundo proveedor más relevante para China, abarcando 24% de sus importaciones.
De acuerdo con el Departamento de Agricultura estadounidense (USDA), en ese año el territorio asiático fue el mayor consumidor de carne de cerdo a nivel mundial, con 57.4 millones de toneladas, y se espera que 2023 cierre con más de 58 mt.
En cuanto a Norteamérica, desde Rabobank indicaron que la superioridad productiva de EE. UU. y Canadá radica en el acceso a granos y alimento balanceado a precios reducidos, lo que en combinación con acceso a mercados clave se traduce en mayor valor para sus cárnicos porcinos.
Fuente: Porcicultura.com
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